Coexistir

Escribir sobre el conflicto Israelí - Arabe es bastante complicado, es tratar de entender una disputa que tiene más de 3,000 años y no se ve cuando llegue a su fin.

Cerrazón y fanatismo se han presentado en ambas partes, desde organizaciones como Hamás (Palestina), Hezbollah (Líbano/Siria) y Al Qaeda (Afganistán) que interpretan el Corán a su manera y sin duda utilizan la religión y la fe para perpetrarse en el poder, controlar gobiernos y encuentran, en los ataques terroristas, su forma de activismo político.

Por otra parte el sionismo radical y la ultraderecha representados por el partido Lakud y encabezados por Benjamín Netanyahu (ex primer ministro que aún continua influenciando de gran manera en la política israelí) Tienen como meta a largo plazo es aumentar el territorio de Israel y convertirlo en una potencia mundial; para ello pugnan por no reconocer del Estado Palestino y así poder expandir su territorio en la Franja de Gaza para eventualmente absorber territorio del sur de Líbano y Siria, cosa que no pudieron hacer durante las guerras que han sostenido con dichos países.

Recordemos que el sionismo fue un movimiento creado por judíos europeos que pugnaban por la creación de un Estado Judío que finalmente se consolidó después de la Segunda Guerra Mundial, con guerras express contra países árabes (Egipto, Líbano, Siria) financiadas por los grandes capitales judíos, la invasión de territorios y la intervención de la ONU.

Si bien Ariel Sharon (primer ministro israelí hasta marzo de este año, en que, a causa de un derrame cerebral, fue sustituido por Ehud Ólmert) renunció al partido Lakud debido a sus posturas radicales y decidió crear el partido Kadima, un partido con ideología de centro y que actualmente es mayoría en el parlamento, pero las presiones de la ultraderecha y del sionismo radical, apoyados por los grandes capitales judíos estadounidenses, han hecho que Olmert ceda a sus intereses.

Como consecuencia tenemos una guerra en dos frentes, el sur de Líbano y la Franja de Gaza, una guerra que día a día se recrudece, una guerra que se quiere manejar como justa ¿Es "legitimo derecho de autodefensa" estar bombardeando a la población civil de Líbano? Una cosa es acabar con las células de Hezbollah y destruir su infraestructura, y otra muy diferente es bombardear las ciudades a lo imbécil para presionar al gobierno Libanés de, supuestamente, expulsar a Hezbollah pero con la clara intención de provocar que la gente huya hacía el norte de Líbano e ir ocupando los territorios del sur.

Con el claro consentimiento de Bush y la ultraderecha estadounidense, que lo ven como una extensión más de su mesiánica libertad duradera en el medio oriente. Cuando la supuesta libertad se convierte en el control del petróleo y el gas natural de los países de la región.

Se nos vende la idea de que el terrorismo sólo es un grupo de encapuchados, hombres bomba que estallan entre la multitud, hombres de habla y aspecto árabe; cuando también el terrorismo puede ser un gobierno déspota que gobierna para los negocios y no para la gente; que tortura en sus bases militares; que se niega a firmar el Protocolo de Kyoto contaminando más que ningún otro país en el mundo y que permite grupos paramilitares disparando contra inmigrantes como si fueran patos de feria; la cúspide de la white trash que se revuelca en su hipocresía y doble moral.

Quizá muchos ya no recuerdan aquellas imágenes de principios de los 90´s en las que Bill Clinton y su eterna sonrisa (que sólo ha desaparecido cuando encontraron el vestido de Mónica) eran los anfitriones de la firma de los Acuerdos de Oslo, que establecían el reconocimiento de la existencia de un Estado palestino, por parte de Yasser Arafat (líder de la Organización para la Liberación de Palestina) e Isaac Rabin (primer ministro del partido Laborista, representante de la izquierda israelí) los dos se han ido ya, el primero por enfermedad, el segundo por dos disparos a la espalda; una firma le costó la vida, el asesino no soportó la traición de Rabin, no soportó el hecho de ceder territorios a los palestinos y reconocer su derecho de existir; disparó bajo la sombra de los grupos de poder que hoy controlan Israel.

Algunos podrían decir que hay mucho por reprocharle a los países árabes sobre todo en cuestiones de derechos humanos, la condición de la mujer y libertad política; quizá tengan cierta razón, pero es importante dejar por un momento de juzgarlos con los ojos de occidente y tomar en cuanta que tienen una concepción totalmente diferente del mundo y de como relacionarse con sus semejantes.

Me molesta la gente que en su cegadora y maniquea ignorancia izquierdosa, afirman categóricamente: "malditos israelíes" o en su ignorancia vía satélite digan "malditos árabes, son unos bárbaros" Tanto el pueblo judío como el árabe no tiene la culpa de las decisiones de los fanáticos que están en el poder. Ambas son dos culturas fundamentales para el conocimiento actual del hombre y para la forma de entender el mundo, sobre todo de nosotros como mexicanos. Por una parte la tradición judía que estructura la moral y el deber ser del catolicismo y por otra la influencia de más de 700 años de dominio árabe en lo que hoy es España. Ambos pueblos tienen el derecho de existir y de establecerse en un territorio.

La cuestión no es occidentalizar u orientalizar al mundo, no es destruir e imponerse al otro; es hacer que todos los habitantes de este planeta vivan con dignidad y en paz de acuerdo con sus costumbres, sus tradiciones, su religión, su forma de ver el mundo, su forma de vivir.

La cuestión es coexistir...